Quien posee
lo necesario
para hablar
con competencia
y acierto,
sabe también
cuando y como callar.
Si queremos
que el sol
ilumine
la estancia
de nuestra alma,
debemos abrirle
la ventana.
Toda decepción
supone convertirse
en un peldaño
en la escalera
del éxito.
El apoyo del
que menos
podemos
prescindír,
es el de
nuestro
propio esfuerzo.
No debemos tener
miedo a las lágrimas.
Nos enternecen,
nos lavan los ojos
y nos hacen ver
las cosas con
mas claridad.
A la preocupación
hay que ponerla
en un lugar
fuera de nuestra
vida.
Ofrecer amabilidad
es un regalo
que siempre
nos devuelven.
Miremos hacia atrás
con compresión,
hacia adelante con fe
y a nuestro alrededor
con amor.
Cuando un hombre
atisba su fin,
quiere saber
que su vida
ha tenido
algún sentido.
El verdadero amor
no se conoce
por lo que exige,
sino
por lo que ofrece.
La sonrisa
es el idioma
universal de
los hombres
inteligentes.