
Siempre me gusta mirar al suelo por si me encuentro algún obstáculo que me haga caer. Un día paseando por mi pueblo tropecé con un
canto rodado. Al principio creí que caería como un muñeco de trapo y de pronto pude ver que esa piedra que me había hecho dar un
traspiés era algo más. Pude imaginarme que dentro de ella podría encontrar algo positivo. Ese trozo de roca lo convertí en mi primera creación y después vinieron más.